Transformación de las relaciones en Internet: formas y educación

transformacion de las relaciones en internet

Se habla mucho de la transformación de las relaciones en Internet y redes sociales, en positivo y en negativo. En este sentido es curioso ver cómo personas educadas se convierten en groseras e irrespetuosas en los medios digitales, desfigurando sus correctas formas “presenciales” de interacción.

Efectivamente, no solemos trasladar al espacio digital la buena educación y el respeto que generalmente tenemos en  conversaciones y debates presenciales (a excepción de algunas tertulias, programas basura, y el estilo populista de ciertos liderazgos políticos). Parece como si, al no tener al interlocutor en frente, el respeto y la educación ya no sean las normas de convivencia que nos enseñaron padres y educadores.

Las conversaciones virtuales que se establecen en estas plataformas tienden a radicalizarse, sobretodo cuando nos posicionamos en temas controvertidos, ya sean políticos, éticos o filosóficos, en el marco de un mundo cambiante e incierto. No se trata de actitudes puramente de sesgo ideológico. Es algo que tiene que ver con la psicología (el sentimiento gregario se fortalece con mensajes negativos) y la madurez de las personas (escasa lectura crítica de los relatos).

Parece como si lo racional estuviera reñido con lo emocional. La polarización, desprecio, rabia, insultos, etc., que se vierten en las redes para captar atención y likes, a parte de no servir para nada más, no tendrían aceptación, ni probablemente  se producirían en las conversaciones presenciales cara a cara. Cuando hablamos o debatimos en público tratamos de argumentar, razonar y normalmente escuchar, y, en su caso, rebatir dialécticamente los argumentos del interlocutor. Tras un buen ejercicio incluso podemos acabar pensando que no toda la verdad y razón está sólo de una parte.

Para mejorar la convivencia en la red me atrevo a recomendar una pauta, aunque sea sólo un grano de arena: antes de poner algo que pueda ser polémico en las RRSS hagamos el ejercicio de imaginar cómo lo haríamos si se tratara de una conversación, conferencia, o debate presencial, y adaptarlo al medio digital. Seguramente habrá cosas que no pondremos o las cuidaremos más, cumpliremos aquellas famosas reglas de la “etiqueta” que recomendaban los pioneros de la web 2.0 y rebajaremos el tono de crispación social existente.